miércoles, 25 de mayo de 2016

Guía de Cristales

Ágata





Color: clero o blanco lechoso, gris, azul, verde, rosa, marrón


Procedencia: Estados Unidos, India; Marruecos.


Atributos: son piedras que sirven para asentar las energías y aportan equilibrio físico, emocional e intelectual.  El ágata tiene el poder de armonizar el yin y el yang, las fuerzas positivas y negativas que mantienen al universo en su lugar. Es una piedra calmante  y aliviarte, y trabaja despacio pero aporta una gran fuerza. Sus múltiples capas pueden traer a la luz información oculta.
Psicológicamente, el agata facilita delicadamente la aceptación de uno mismo, formando la autoconfianza.  Favorece a la concentración, la percepción y la habilidad analítica, y dirigiéndote hacia soluciones prácticas.
Emocionalmente, este cristal supera la negatividad y la amargura del corazón. Sana la ira interna, fomentando el amor y el coraje para volver a empezar. Resulta útil para cualquier tipo de trauma emocional. Crea una sensación de seguridad disolviendo la tensión interna.


Curación: el ágata estabiliza el aura, eliminando y transformando las energías negativas. Su efecto limpiador en poderoso, tanto a nivel físico como emocional, puesta sobre el corazón ayuda a curar enfermedades emocionales que impiden la aceptación del amor. Situada sobre el abdomen o tomada como elixir, el ágata estimula el proceso digestivo y alivia la gastritis. Cura los ojos, el estómago y el útero; limpia el sistema linfático y el páncreas, fortalece los vasos sanguíneos y sana los desórdenes de la piel.


Posición: sostenla o sitúala sobre la parte del cuerpo adecuada.

Agatha verde: potencia la flexibilidad emocional y mental, y mejora el proceso de toma de decisiones. Resulta útil para resolver disputas.

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