Reiki
Consiste en un Sistema de Sanación Natural originado en Japón, a
principios del siglo XX, de la experiencia energética-espiritual del
venerable Sensei Mikao Usui, como lo llamaban sus discípulos, el cual nace
en Japón el 15 de Agosto del 1865.
El Reiki es un sistema de sanación, autosanación y reequilibrio bioenergético mediante la transmisión de la energía Universal curativa a través de la imposición de manos.
En Reiki se trabaja directamente con el campo energético del paciente, incidiendo directamente sobre los bloqueos que perturban la libre circulación de la energía en su ser, restaura y armoniza sus sistemas, posibilitándolo y mostrándole de forma sencilla, fácil el camino hacia la salud.
Reiki consiste en una dinámica en un proceso de circulación de energía benéfica que por sí sola determina la sanación, sin que intervenga la voluntad del reikista, quien actúa como conductor o canal.
Teniendo presente que:
KI es la energía vital individual que rodea nuestros cuerpos, es un energía materialmente sutil, que rodea todos los seres y organismos vivientes, y fluye a través de ellos, manteniéndolos vivos y en perfecto estado de salud.
El Reiki Usui Tibetano es un sistema que está compuesto por 4 niveles, recibiendo cada uno la respectiva ceremonia de activación o ajuste del flujo en los canales.
Es un sistema mucho más potente y profundo, con más símbolos, contiene diferentes sistemas de curación, potencia y profundiza mucho mas nuestro propio desarrollo y evolución, y nos convierte en un mejor canal.
Nivel I. Físico. El Despertar
El iniciado recibe en este nivel la preparación básica para
transmitir energía Reiki. No se requiere ningún conocimiento previo y la
información que se transmite tiene que ver con la naturaleza de Reiki, modo de
acción, técnicas de aplicación, posiciones de las manos.
Nivel II. Emocional-Mental. La Transformación.
Tiene como requisito haber tomado el primer nivel. Se enseñan los símbolos
básicos de Reiki, que son fuentes de energía. Se amplían las técnicas de
utilización de Reiki y se profundiza en los principios. Aquí el énfasis del
trabajo está en los cuerpos emocional y mental.
Nivel III. Conciencia. La realización
Este es un nivel muy especial. Es el nivel donde el reikista asume un
compromiso personal más claro consigo mismo. Tiene como requisito haber sido
iniciado en segundo nivel y esperar un mínimo de 21 días a 3 meses, dependiendo
de su nivel de práctica.
Se conoce también como la Maestría Interior, pues el alumno recibe un
símbolo maestro, lo que amplía notablemente la intensidad de la canalización
energética y su alcance.
Se aprende a realizar la cirugía energética, a trabajar con los mándalas
de Antahkarana y con el mándala de cristales, entre otras técnicas.
Nivel IV. La Maestría
La Maestría es el nivel en que se aprende el proceso de iniciar a otros
en los diferentes niveles de Reiki.
Igual que en todos los demás niveles de Reiki, el compromiso personal es
la clave de todo el proceso y el determinante de los resultados. De lo que se
trata la maestría es de estar capacitado para iniciar a otros.
Las iniciaciones que se han recibido antes han preparado al reikista
para que la energía fluya en las cantidades y calidades requeridas para que
esta persona pueda iniciar a los demás.
Los Principios del reiki
los 5 principios son "el metodo para atraer la felicidad,
maravillosa medicina para todas las enfermedades del cuerpo y del alma"
1.
Solo por hoy, daré gracias por mis innumerables bendiciones.
Apreciar nuestro entorno consciente, observar con atención a las
personas a tu alrededor, escuchar atentamente una conversación, darse cuenta de
lo bueno y fantástico que es la vida, de ser mas consiente de tus virtudes pero
también de tus defectos, apreciar los pequeños detalles de la vida.
Aprender a agradecer cada día algo positivo, por pequeño que sea, que
haya ocurrido en nuestra vidas nos hace sentir más felices y nos daremos cuenta
que en realidad somos afortunados, cada uno a su manera.
- 2. Solo por hoy,
dejare las preocupaciones.
La preocupación presentes en nuestras vidas, y muchas veces trata de
miedo de “no saber”, el miedo al cambio, la inseguridad en general.
Cuando aprendemos a confiar en nuestro camino y las cosas que ocurren en
nuestra vida, confiando que todo ocurre para nuestro bien, las preocupaciones
pierden de pronto la importancia. En algunas ocasiones pueden esconderse detrás
de las preocupaciones, dificultades de expresión, falta de autoestima o
ansiedad, miedos de “ que pensara la gente de mi..”, pero también presión
laboral, estrés o quizás alguna tristeza o dolor escondido.
Reconociendo las emociones se puede empezar a soltarlas y liberarlas.
Una vez aceptando las preocupaciones, se les quita el poder y con ello pueden
ser sanados y liberados.
- 3. Solo por hoy,
me desharé del odio y del enfado.
A veces no podemos evitar tener rabia, enfado o incluso ira, y lo mejor
que podemos hacer es simplemente reconocer y aceptar nuestro estado de emoción.
Es entonces que podemos cambiar nuestra actitud.
· Reconocer y observar tu
rabia.
· Examinar el mensaje que
te trasmite es emoción
· Expresarlo en una forma
apropiada
· Identificar sus
orígenes
· Aceptar la emoción como
tuya
· Y finalmente soltarla
para siempre
Dejo de toda rabia un dolor que necesita ser sanado, y una vez que la
energía detrás de la rabia se convierte en positiva, la rabia desaparece.
- 4. Solo por hoy
hare mi trabajo honestamente.
Es dedicar tiempo nosotros mismos para el
crecimiento personal y espiritual. Demasiadas veces intentamos buscar la
solución a un problema en el mundo exterior, e ignoramos que la solución se
encuentra dentro de nosotros mismos. Se trata de aplicar nuestro “yo”, nuestra
actividad en todo lo que hacemos, poner empeño en lo que hacemos para sacar un
beneficio.
- 5. Solo por hoy.
Mostrare amor y respeto hacia todos y hacia todo.
El amor incondicional, el respeto, el ser amable… nos olvidamos
demasiadas veces que los demás tiene los mismos problemas que resolver.
Nosotros mismos queremos que nos traten con respeto, con amabilidad y dándonos
una sonrisa. Para poder dar amor a los demás, tenemos que aprender a amarnos a
nosotros mismos, respetarnos, mimarnos, adorarnos, querernos, aceptarnos y
conocernos a nosotros mismos… ¿ Realmente sabemos hacerlo?
Enfermedades y
equilibrio energetico
La metamedicina,
también llamada medicina metafísica, busca ir más allá de la medicina
tradicional. Para ello, trasciende el plano físico -el cuerpo y sus síntomas-
para buscar las causas psicológicas o espirituales de la enfermedad. Recupera
así la dimensión de la mente y el alma.
Se basa en una
visión holística que considera que las dolencias son producto de nuestros
patrones de pensamiento o creencias. De este modo, cuando una forma de hablar y
pensar se vuelve costumbre, se lo termina expresando en comportamientos y
posturas corporales, formas de estar y mal estar.
Bajo estos
supuestos, la metamedicina recupera el significado de los síntomas y entiende
que la única curación auténtica proviene del deseo sincero de querer sanar.
Esto puede motivar a una persona a hacer los cambios necesarios en aquellas
actitudes, sentimientos y emociones que ocasionan su sufrimiento.
Al comprender el patrón de
pensamiento que se esconde detrás de tus enfermedades, podrás hallar las claves
para lograr la autocuración.
El corazón representa el amor, la
sangre y el júbilo
Este órgano se
alimenta del amor para bombear júbilo por nuestras venas. Al privarnos de estos
dos sentimientos, el corazón se enfría y la circulación se vuelve perezosa. Así
llegan la anemia, la angina de pecho y los ataques cardíacos.
Para evitar las enfermedades
cardíacas, debemos lograr hacer a un lado los problemas en los que nos
enredamos cotidianamente para disfrutar de los placeres de la vida.
Los oídos representan la capacidad de
escuchar
Los problemas en
los oídos manifiestan que no queremos enterarnos de algo que nos está pasando o
que aquello que escuchamos nos enoja. Por ejemplo, los niños suelen padecer
problemas en esta parte del cuerpo ya no se los deja manifestar su
enfado. Se encuentran, al mismo tiempo, con la incapacidad de modificar
las cosas.
La cabeza nos representa a nosotros
mismos
Es la parte de
nuestro cuerpo por la que nos suelen reconocer. Cuando algo está mal en esta
región se debe a que sentimos que algo está mal en nosotros mismos. Los dolores
de cabeza, por ejemplo, pueden provenir del hecho de que nos desautorizamos.
Así, quienes padecen migrañas o jaquecas suelen ser personas muy
perfeccionistas con sí mismas que se presionan en exceso. Esto genera una
intensa cólera reprimida.
La próxima vez que
sientas un dolor de este tipo, piensa de qué manera y en qué momento has
sido injusto contigo mismo. Cuando logres perdonarte y dejar de pensar en ello,
el dolor de cabeza desaparecerá.
El pelo representa la fuerza
Al estar tensos y
asustados, podemos generar tanta tensión en el cuero cabelludo que no lo
dejemos respirar, provocando la muerte de los folículos y la caída del cabello.
Si la tensión se mantiene, el folículo seguirá estando tan tenso que el pelo
nuevo no podrá salir. El resultado: la calvicie.
Se trata de
comprender que la fortaleza real radica en la serenidad, en estar centrado y
relajado, y no en la tensión.
Los ojos representan la capacidad de
ver
Cuando tenemos un
problema con ellos, generalmente se debe a que hay algo que no queremos ver, ya
sea en nosotros mismos o en la vida pasada, presente o futura. Se conocen
experiencias de curación impresionantes en personas que han accedido a
retroceder en el tiempo para encontrarse con aquello que no querían ver y
desecharlo.
Las articulaciones permiten la
producción de movimientos con gracia y soltura
Cuando están
agarrotadas, nuestro cuerpo se torna rígido e inflexible, perdiendo así
capacidad de expresión. Su inflamación denota resistencia o irritación con
respecto al movimiento. Puede tratarse de un temor a lo que nos espera por
delante o la dificultad de someternos a ello.
La energía se
desplaza por las articulaciones, de modo tal que una dolencia en alguna de
ellas indica que estamos tomando la fuerza de esa parte de nuestro cuerpo. El
motivo se vincula con la zona afectada. Por ejemplo, las articulaciones del
hombro, codos y muñecas nos permiten el flujo desde el corazón hasta las manos
para que podamos expresar nuestros sentimientos afectivos. Además, permiten
darle rienda suelta a nuestra creatividad y nuestras aptitudes manipuladoras y
ejecutivas. Cualquier problema en alguna de ellas, puede implicar un temor a
expresar esa energía, una contrariedad o resistencia a ello.
Los senos paranasales: la irritación
que alguien nos está generando
Se trata de los
problemas que se manifiestan en la cara, en la zona más cercana a la nariz.
Suelen ser la manifestación de la irritación que nos genera una persona muy
cercana. Incluso es posible que sintamos que ese individuo nos sofoca o
aplasta.
La espalda: nuestro sistema de apoyo
Cuando tenemos
problemas con ella, es porque no nos sentimos apoyados. La parte superior de la
espalda se relaciona con la sensación de falta de apoyo emocional. La parte
media, con la culpa, lo que ocultamos y no queremos ver.
La garganta: la capacidad de hacernos
valer y el flujo creativo en nuestro cuerpo
Se vincula con
nuestra capacidad de defendernos verbalmente, de pedir lo que queremos y
expresar lo que somos. Si está afectada, suele ser porque no sentimos que
tengamos derecho a hacer esas cosas, es decir, a hacernos valer.
También representa
el flujo de creatividad en nuestro cuerpo. Cuando frustramos y sofocamos
nuestro potencial creativo, es frecuente que aparezcan los síntomas. Es el caso
de aquellas personas que viven complaciendo a otros.
El dolor de
garganta siempre se asocia con un enojo, siendo su máximo exponente la
laringitis, enfermedad en la que la bronca es tal que no se puede hablar. Si el
dolor va acompañado por un resfrío, es porque además hay confusión mental. La
amigdalitis y los problemas tiroideos también son creatividad frustrada que no
encuentra cómo expresarse.
Cuando nos
resistimos al cambio, o estamos intentando hacerlo, es frecuente que tengamos
mucha actividad en la garganta. Cuando tosas, pregúntate: ¿Qué es lo que se
acaba de decir? ¿A qué estoy reaccionando? ¿Es resistencia y obstinación o se
está produciendo un proceso de cambio?
El exceso de peso y los temores
Representa una
necesidad de protección vinculada tanto a temores específicos como a un miedo
general a la vida. La mejor manera de combatir la obesidad no se encuentra en
las dietas, si no en aprender a amarse y aprobarse a uno mismo. Al
contrarrestar los pensamientos negativos, es posible resolver el problema del
peso.
Las hinchazones del
cuerpo, por su parte, representan atascos en el estado emocional. Estos son
producto de aferrarnos al recuerdo de situaciones que nos hirieron. Librarnos
de esas memorias puede ayudarnos a resolver estas dolencias.
Las piernas: el miedo al progreso
Como son lo que nos
mueve hacia adelante, los dolores en esta parte del cuerpo suelen señalar un
miedo a avanzar o una renuncia a seguir andando en una dirección. Las venas
varicosas indican que estamos en un trabajo o un lugar que nos enferma. Cuando
esta afección aparece, las venas pierden su capacidad de transportar energía.
Las rodillas, como el cuello, se relacionan con la flexibilidad. Cuando avanzamos,
nos da miedo inclinarnos y nos ponemos tiesos porque no queremos cambiar
nuestra forma de ser. Así se vuelven rígidas las articulaciones. Las rodillas
tardan en curarse porque lo que está en juego es nuestro yo. Cuando tengas
problemas con ellas, pregúntate de qué estás justificándote y ante qué te estás
negando a inclinarte.
Los accidentes son expresiones de
cólera
Denotan una
acumulación de frustraciones en aquellas personas que no se sienten libres para
expresarse o hacerse valer. También señalan rebelión contra la autoridad. La
bronca que genera esto termina volviéndose contra ellas mismas
Por otro lado,
cuando nos sentimos culpables, un accidente es una forma de castigarnos. Al
mismo tiempo, nos permite ubicarnos en el lugar de víctimas y recurrir a la
compasión de los otros. Se trata de pensar que nosotros somos los que los
generamos, no el destino.
La contrapartida emocional de algunas
enfermedades
La anorexia y la bulimia son la
expresión máxima de odio hacia uno mismo. Se trata de identificar qué es lo que
vemos tan mal y cambiar la visión que tenemos de nosotros mismos para alcanzar
la aceptación.
La artritis se origina en una
constante actitud de crítica hacia uno mismo o hacia los demás. Quienes padecen
esta enfermedad suelen ser ellos mismos muy cuestionados, por lo cual
frecuentemente son muy perfeccionistas.
El asma denota un amor que
sofoca. Así, afecta a personas que no sienten que tengan derecho a
respirar por sí mismos.
Los abscesos, quemaduras, cortes,
fiebres, llagas e inflamaciones indican cólera que se expresa
en el cuerpo. Hay que buscar la manera de dejar salir la presión acumulada de
una manera inofensiva.
El cáncer es una enfermedad
causada por un profundo resentimiento contenido durante mucho tiempo. Cuando en
la infancia algo destruye nuestro sentimiento de confianza, nunca se olvida esa
experiencia. Esto hace que el individuo viva compadeciéndose de sí mismo. La
vida se presenta entonces como una serie de decepciones, con lo cual se vuelve
muy sencillo culpar a otros de nuestros problemas. Las personas que
tienen cáncer suelen ser también autocríticas.
Al lograr amarnos a
nosotros mismos, recordamos que las situaciones las creamos nosotros. Nuestra
frustración no es culpa de otras personas.
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